Daniel Innerarity
Ensayo
EUNSA. Pamplona. 1995, 167 págs.
El hombre moderno intenta emanciparse de las narraciones para ceñirse a la facticidad, pero sólo ha conseguido un desencanto del mundo, se ha quedado sin hogar. Innerarity nos recuerda que «los hombres necesitan historias; si no, morirían de “atrofia narrativa” (Marquard)». Las narraciones se han vuelto una necesidad urgente ante la búsqueda de sentido para un conjunto desarticulado de hechos, un mundo desmitificado y, a la vez, insulso a fuerza de ser objetivo. He aquí por qué «el hombre moderno no consigue desembarazarse de las ficciones», aunque el narrador sea el más interesado en mantener la distinción entre la realidad y su fantasía. En palabras que Innerarity cita de Tolkien: «Si el hombre no pudiera distinguir entre los hombres y las ranas, no existirían los cuentos de los príncipes encantados convertidos en ranas».
Las dimensiones del libro (de bolsillo) pueden engañar. No es un mero ensayo, aunque en su mayor parte goza de una buena narrativa, para hacer justicia a sus propias palabras: «se ha de conceder que la buena filosofía no ha de estar necesariamente escrita en un estilo mediocre». En otros momentos el lector padece el rigor de cierta densidad, que queda superada por el atractivo de la temática y la brillantez general de la exposición.