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¿Satanismo en el siglo XXI?

En las superautopistas informativas, pululan anuncios con ofertas de servicios especiales: acabar con enemigos personales, alcanzar el bienestar económico, proporcionar la protección del «Magnífico»… Al igual que ocurrió con la página de la secta La puerta del cielo, nadie se molesta en juzgar qué encierran esos mensajes o, simplemente, no se les da importancia.
Cada día es más frecuente leer en los periódicos, observar en la televisión y escuchar en la radio, noticias francamente espeluznantes sobre personas que incluso han sido encontradas mutiladas; en ocasiones, sólo aparecen algunos miembros: manos, vísceras o cabezas, diseminadas en la ciudad. Estos crímenes, que ocurren en cualquier parte del mundo, son atribuidos usualmente al narcotráfico, la xenofobia o a algún maniático (tipo el legendario londinense Jack el Destripador). Sorprende el hecho de que son considerados, simplemente, como noticia de «página roja» o de programa «amarillista». Nadie parece profundizar en el asunto, todo mundo aparenta quedar conforme con la explicación.
Varios países soportan la ola de grafitti que ha convertido las paredes de casas habitación y edificios públicos en un triste espectáculo citadino. Una tras otra, las pandillas urbanas escriben sus marcas para dejar huella, asentar su presencia. La causa de esta pesadilla, explican los sociólogos, es el desempleo, el rencor de las clases marginadas ante su pobre situación económica. Nadie parece dudar de esta interpretación.
¿Existen otras explicaciones? Sí. En ocasiones serán válidas. Pero existe una más: el satanismo.
Cuando la gente lee esa palabra, por lo general, cree que es un invento, un buen tema para vender artículos. Las pruebas revelan lo contrario. El satanismo, o más propiamente, el culto satánico, sí existe.

CULTO AL DEMONIO Y PORNOGRAFÍA INFANTIL

Existe cierta diferencia entre los que adoran a Satán y a Lucifer. Los adoradores del primero, lo llaman «El adversario», le rinden culto con placeres terrenales y sacrificios de animales e incluso humanos. Quienes rinden culto a Lucifer, lo denominan «El portador de la luz», hablan de la iluminación que trae consigo, lo consideran el Anticristo que ha de encarnarse, son esotéricos y profanan iglesias. Los robos de imágenes y la profanación de templos, suelen ser rituales de prueba impuestos a aprendices y neófitos.
Cada grupo posee sus símbolos. Muchas veces podemos detectarlos en los signos zodiacales utilizados por muchos astrólogos en programas televisivos y páginas de Internet.
Quien está al frente de ritos satánicos debe mostrar «el poder», tener signos que muestren su fuerza diabólica; generalmente a través de restos humanos en los que predomina una mano izquierda, cráneo o vértebras. Recordemos a los narcosatánicos de Matamoros, México, secta que combinaba santería con satanismo, bajo la dirección de Adolfo de Jesús Costazgo.
El culto satánico está ligado, en varios casos, a la pornografía infantil, también con anuncios en Internet. El abuso de niños, así como su sacrificio en ceremonias ha resultado usual en los cultos satánicos a lo largo de los siglos.

PROTAGONISTAS DEL SATANISMO

En la moderna historia del satanismo existen tres protagonistas principales: Crowley, La Vey y Manson.
Edward Alexander Crowley, más conocido como Aleister Crowley, nació en 1875 y asistió a varios colegios sin terminar sus estudios. Fue alpinista, lo que motivó que viajara a la India, donde adquirió ideas relacionadas con el budismo. A partir de ese momento, perteneció a varias sectas esotéricas. Durante su estancia en Egipto, recibió las «revelaciones» de Aiwaiss, su «ángel-demonio de la guarda», quien le dictó los Textos de Thelema, para iniciar una Nueva Era. Difundió los cultos satánicos, autocalificándose como «La gran bestia 666». Gran parte de su obra permanece en el misterio, es creencia general que murió en la miseria.
Anton Szandor (o Alexander) La Vey, murió en octubre de 1997 y fue enterrado en la fiesta de Halloween. Era hijo de un pastor protestante, de antepasados georgianos y, según decía, gitanos y rumanos. Tocó el oboe con la orquesta sinfónica de San Francisco, trabajó como domador en un circo y como fotógrafo en el departamento de policía. El 30 de abril de 1966, fundó la Iglesia de Satán (The Church of Satan). Escribió la Biblia satánica, con el subtítulo de La otra ciencia, mientras residía en el Hotel California, inmortalizado por la popular canción, del mismo nombre y enigmática letra, que hizo famoso al grupo Eagles.
La biblia satánica le dio fama y fortuna. En ella considera la lujuria, gula y envidia, como instintos naturales, energías al servicio satánico. No impuso reglas, cada miembro podía ser libre y crear su propia ley, bajo el lema: «Haz lo que quieras». Contrario a otras sectas de este tipo, no proclamó los sacrificios humanos, opinaba que un satanista sólo debía matar a sus enemigos. Pregonó que al «espíritu» (obviamente maligno), no se le pide: se le ordena. Su culto se extendió a Canadá, México y Holanda, primer país en legalizar una iglesia de culto al diablo en la década de los setenta.
Los viernes día escogido tradicionalmente para los cultos satánicos, televisó parodias de misas negras. Muchos adeptos se molestaron y separaron pues pensaban que se comercializaba el culto. Así nació, en 1975, la secta llamada El templo de Set, fundada por Michael Aquino, un admirador del nazismo que creó una organización paramilitar xenófoba, originando (y continúa promoviendo) la multiplicación de asociaciones de este tipo en Europa. Es el famoso «ocultismo nazi».

Tanto la Iglesia de Satán como el Templo de Set aparecen en WWW.

Charles Manson, nacido en 1934, habitual visitante de la cárcel desde los 14 años, militó en la Iglesia de la cienciología. En 1967 fundó, en San Francisco, La familia, secta satánica sin definición exacta con un único hilo conductor: los asesinatos. Al igual que Crowley, anunció una Nueva Era, dominada por los negros, una época de Apocalipsis a la que sólo sobrevivirían como sostienen los Testigos de Jehová 144,000 seres humanos, en un mundo subterráneo. Manson sería el salvador, para lo cual, debía adiestrar a los negros.
El 8 de agosto de 1969, su secta asesinó a la actriz Sharon Tate, al bebé que esperaba y a otras cuatro personas, este crimen conmovió al mundo. Manson fue procesado y condenado. Aun en la cárcel, hizo declaraciones de apoyo a Sadam Hussein, durante la Guerra del Golfo Pérsico. En estos asesinatos nunca se aclaró la enigmática relación entre los involucrados. Cuando Roman Polanski, el esposo de Sharon Tate, filmó la película Rosemarys Baby (en algunos países titulada: «La semilla del diablo»), fue asesorado por La Vey, de quien era amigo. El filme, que narra el nacimiento del Anticristo en la ciudad de San Francisco, fue rodado en el edificio Dakota de Nueva York, donde había vivido Crowley y donde, años después, Mark Chapman asesinaría a John Lennon; esto, y el hecho de que en la portada del disco Sargent Pepper apareciera Crowley, le valió, al ex beatle, el ser considerado satánico. Polanski fue, tiempo después, acusado de violación. La actriz de la cinta, Mía Farrow, se casó con Woody Allen quien abusó de una de sus hijas adoptivas. Se han pensado y escrito mil conjeturas sobre estos repugnantes hechos que parecen tener, efectivamente, algo demoniaco.

SATANISMO EN  INTERNET

Al navegar por Internet y abrir home page, me he encontrado con las siguientes ofertas: acabar con enemigos personales, lograr éxito en la vida, gozar de riquezas, solucionar cualquier tipo de problemas, entrar al mundo de los placeres, recibir la protección del Príncipe de las Tinieblas y la forma de vender mi alma al diablo. Las páginas presentan con palabras alusivas como Evil, Hell, Satan, o imágenes de llamas, estrellas de cinco picos (con uno de ellos clavado hacia abajo) y cruces invertidas, la posibilidad de dialogar, de comprar múltiples productos y de recibir servicios especiales. Es increíble la cantidad de artículos ofrecidos, un verdadero supermercado de magia negra: carteles, fotografías, videos, libros, revistas y objetos varios, tanto de culto satánico, magia negra o pornografía. Para obtenerlos, ya no es necesario pasear por callejuelas haitianas, brasileñas o cubanas: navegar por Internet nos permite descubrir todo ese mercado. La tecnología al servicio de Satán. Uno de los tantos problemas de las supercarreteras de la información.
En algunos países europeos se ha descubierto que, tras las ofertas de servicios especiales, opera un gran porcentaje de poderosas redes mafiosas. Después de realizar el servicio (que puede consistir en iniciar al solicitante en ritos, causar algún perjuicio e incluso matar a quien estorba en el camino) proceden al chantaje.
Para quien ingresa a una de esas sectas, se inicia una interminable cadena de pagos que debe efectuar, a manera de cuotas, por su permanencia en ella, algo así como: «Pagas o te delato», «Pagas o te pasará algo». El terror que la situación origina, en el otrora cliente, hace que éste no se atreva a denunciarlos y que llegue a ser, también, una víctima.

SÍMBOLOS SATÁNICOS

Además de los ya mencionados estrella de cinco puntas, con una de ellas clavada hacia abajo y cruces invertidas, existen otros símbolos: los cirios negros; un círculo con un carnero con dos cuernos y la boca abierta; el signo apocalíptico 666; dos serpientes entrelazadas; una espada con la punta hacia arriba, generalmente enmarcada en un doble círculo, la mano abierta con los dedos meñique y anular doblados hacia la palma… Cada demonio tiene, además de su nombre, su símbolo. Belial es W (omega) y Baphomet es y (psi). En los aparentes garrapatos que vemos en los grafitti, existen numerosos signos satánicos, propios de Azazel, Belcebú, Asmodeo y Ashtaroth.
Mi casa ha sido pintarrajeada por más de una tribu urbana. Al llegar de un viaje, encontré la puerta de acceso con ese tipo de decoración. Tras el natural enojo que el hecho me produjo, observé detenidamente cada signo, ante mi asombro, descubrí tres marcas satánicas. Recorrí con calma el vecindario: sólo se salvaron, de la ráfaga de pinturas aerosoles, las paredes oscuras. Detecté cinco grupos diferentes que pintaron sus marcas, tres de ellos satánicos. Hice lo mismo que todos los afectados: borrarlas, pero de nuevo las pintarrajearon. La situación se repitió varias veces. Era un juego eterno: pintar y borrar. Finalmente, reapareció nada más una de ellas, una especie de número cuatro invertido, símbolo de Azazel. Es obvio que esa marca no es fruto de la casualidad, además, siempre fue hecha en la noche y, por si alguna duda me quedaba, las últimas veces, fue pintada en viernes. Sentí cierto temor. Saber que alguien, que vive cerca, es miembro de una secta satánica, no alegra a nadie.
Mucho se ha hablado de que los códigos de barras, de numerosos productos, contienen 666 ó 999, o sea, el símbolo apocalíptico invertido. También se ha mencionado la presencia de símbolos satánicos dentro del registro, ocultos entre la publicidad. ¿Coincidencia o realidad?

ROCK, DEMONIO Y MENSAJES SUBLIMINALES

En los ochenta, se difundió la versión de que los grupos de rock eran satánicos. Para probarlo, se hacía alusión al hecho de que Jimmy Page, del grupo Led Zeppelin, había comprado la casa escocesa que perteneció a Crowley. Se decía que KISS significaba: Kids in Satan Service, este grupo se ha caracterizado por hacer cualquier cosa que les dé publicidad; así lo confirmó, hace ya tiempo, su líder Gene Simmons en una entrevista. Otros grupos, al ver la publicidad que éstos alcanzaban y el éxito obtenido por los «grupos de rock satánico», buscaron adoptar todos los símbolos posibles para también ser considerados «satánicos», así como cantar letras «enigmáticas» sin sentido alguno. Tras esto resultó una generalización: «todos los grupos de rock son satánicos». Quienes somos apasionados de esta música, especialmente del heavy metal, sufrimos que se nos tildara de satánicos.
También se dijo que, al tocar los discos al revés, se escuchaban ritos satánicos. Conocidos los medios utilizados por los cultos satánicos, no dudo que haya mensajes subliminales, existe la posibilidad de que los editores sobrepongan los mensajes en ciertas copias, aun sin conocimiento del intérprete, pero no debemos generalizar: equivaldría a decir que todo el que consulta Internet es satánico, porque esa super red contiene mensajes que lo son. Podríamos decir como Tasso: «ni son todos los que están, ni están todos los que son»….

EL AUGE DE LO DEMONIACO

Hasta hace poco, el satanismo era tema tabú. Libros y utensilios propios de sus practicantes, se vendían en forma clandestina. Incluso la Biblia Satánica era de difícil adquisición. A pesar del auge del satanismo por Manson y La Vey, no ha sido sino hasta la aparición de Internet cuando ha cobrado difusión popular. Llama la atención, la proliferación de revistas con una sección especializada en satanismo y luciferismo. Preocupa igualmente la frecuencia con que aparece ese tipo de artículos en medios de difusión masiva, presentados como una simple realidad existente, como un aspecto sociológico más.
Desgraciadamente, no lo es. Encierra en sí todo el mal inimaginable: el camino sin retorno para sus seguidores. No es un juego. Para quien ingresa, el camino parecerá simple, feliz, fácil y de grandes logros en poco tiempo. ¡Cruel espejismo!, después vendrán los compromisos, los pagos obligatorios, los crímenes… un alma entregada al Maligno. Los cuerpos de seguridad debieran investigar qué hay detrás de la publicidad satánica, qué encierra cada ofrecimiento de servicios especiales, quién realiza los grafitti… tras ellos, existe toda una organización criminal.
Hace tiempo, en un artículo sobre la Santería, comenté: «Cuando el vacío existencial domina al ser humano, cuando hay carencia de líderes auténticos… cualquier cosa es buena». Ésta es la pauta en el caso de los adultos, pero el mayor peligro aquí reside en que, por jugar, por diversión, sin pensar en todo lo que el satanismo encierra, niños y jóvenes pueden caer en la trampa. Una alerta más para los educadores… y muy seria.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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