En el 59º Festival de Cannes hubo películas de calidad, pero no dejaron una huella durable, quizá por el eclecticismo del evento, mezcla de obras y generaciones diversas. Algunos dirían que fue un festival de transición, donde las estructuras establecidas comenzaron a resquebrajarse entre las diferentes categorías.
Junto a las secciones tradicionales: Un Certain Regard (películas fuera de concurso), la Semana de la Crítica y la Quincena de Realizadores, hay que citar la Cinefondation, Cannes classics y Cinemas del Mundo. En cada una se exhibieron alrededor de 20 películas, unas 200 en total, cifra impresionante para consumir en sólo 12 días. Se experimenta cierta frustración ya que la dosis diaria no puede pasar de cuatro películas y se añoran los antiguos festivales que ofrecían únicamente dos películas en competición por día.
Las 20 películas en competición, que constituyen por razones de espacio el objeto casi exclusivo de esta crónica, ofrecen un panorama desconcertante. Se mezclan autores consagrados (Ken Loach, Padro Almodóvar, Nanni Moretti, Aki Kaurismaki) con otros en plena ascensión (Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro, Lucas Belvaux, Nuri Bilge Ceylan) y algunos que llegan a Cannes por primera vez. Hay obras discutibles, claros errores de selección y alguna sorpresa agradable.
PRESENCIAS POLÉMICAS
La crítica consideró fuera de lugar obras como L´Amico di Famiglia de Paolo Sorrentino, Southland Tales de Richard Kelly, Fast Food Nation de Richard Linklater y Juventude em marcha de Pedro Costa. La historia de Sorrentino, trata de un usurero poco agraciado y no deja ningún recuerdo; lo mismo puede decirse de Fast Food Nation, que oscila entre la denuncia de las cadenas de fast-food y el tema de los emigrantes ilegales hispanos, sin llegar a ninguna conclusión.
En el caso de Southland Tales, Kelly, su director, cuenta con actores conocidos: Seann William Scott, Sarah Michelle Gellar y el corpulento The Rock, Dwayne Johnson. Todo es terriblemente confuso en esta trama sobre el fin del mundo, que mezcla elementos como la guerra en Irak, la elección del Gobernador de California y el patriotismo americano.
Juventude em marcha del portugués Costa, sólo puede situarse en el marco de cine experimental. Por tercera vez, Costa se adentra en un barrio miserable de Lisboa donde viven los emigrantes de Cabo Verde. El resultado es una obra improvisada, lenta y exasperante de interés exclusivamente sociológico.
A pesar de su presencia en el Palmarés, la elección de Flandres, de Bruno Dumont también fue muy discutida, fue recibida de forma glacial y su presencia creó malestar. Es un misterio que obtuviera el Gran Premio del Jurado y los dos premios de interpretación para no profesionales.
Dumont vuelve a sus tierras del Norte y presenta a una pareja de jóvenes campesinos Demester y Barbe (Samuel Boidin y Adelaide Leroux) que parecen unidos sólo por una relación casi animal. Varios jóvenes del pueblo se enrolan en el ejército y pronto enfrentan una guerra en un país indeterminado que podría ser Irak si Francia hubiera participado. Los soldados se entregan a toda serie de crímenes y violaciones, para ser ellos más tarde víctimas de las mismas atrocidades. Sólo Demester escapa a las matanzas. Regresa al país y se encuentra con Barbe, que entretanto ha pasado por una clínica psiquiátrica. Las escenas finales anuncian un gran amor redentor de Demester por Barbe, y es precisamente aquí donde el film entra en barrena, porque lo que el público descubre tiene poco que ver con lo que él ha querido decir: tras su crudeza brutal en las escenas de violencia y sexo, sus intenciones redentoras se expresan con tal discreción que resultan imperceptibles.
DRAMAS Y MELODRAMAS
Selon Charlie, de Nicole García es un film coral consagrado a los hombres, la trama situada en una ciudad de la costa Atlántica, consiste en seguir durante tres días a varios personajes masculinos, desde el alcalde de la ciudad (Jean-Pierre Bacri) hasta un ladrón de poca monta (Benoît Poelvoorde), pasando por un albañil (Vincent Lindon) y un científico reconvertido en la enseñanza (Benoît Magimel). Las diversas historias se encuentran, y el final defrauda, pues para evitar caer en el didactismo, se opta por conclusiones vagas que producen insatisfacción.
Quand j´était chanteur, una comedia sentimental teñida de nostalgia de Xavier Giannoli, fue mejor recibida. La acción transcurre en Clermont Ferrand, donde Alain Moreau (Gerard Depardieu), cantor sin renombre, tiene una breve aventura con Marion (Cécile de France), empleada en una agencia inmobiliaria. Ella no desea continuar la relación, pero Alain, enamorado de la muchacha y con un pretexto para visitar la región, la encuentra en varias ocasiones. Obra cuidada e interesante que no va a revolucionar la historia del cine; la historia termina en separación definitiva.
Con Iklimler (que podría traducirse como «los estados de ánimo») Nuri Bilge Ceylan vuelve a Cannes. La obra pertenece al género psicológico. Trata de la crisis de una pareja: Isa (Nuri Bilge Ceylan) y Bahar (Ebru Ceylan;a pesar de los esfuerzos de Isa, la ruptura es inevitable. El cineasta presenta planos lentos y al principio un poco enigmáticos, pese a ello, no hay duda de que el cine turco está ya en Europa.
Al hablar de temas psicológicos es preciso nombrar a Pedro Almodóvar. Volver es un drama dedicado a la gloria de las mujeres que siguen invadiendo sus películas; los hombres, salvo alguna breve aparición más bien positiva, causan desórdenes. En Volver, Almodóvar evoca retornos: la vuelta a su tierra manchega, a su madre ya desaparecida y a las mujeres que lo rodearon. La película está compuesta por ricos retratos femeninos donde la bondad y coraje de las mujeres supera las fechorías masculinas. El director abandona algunas de sus obsesiones habituales para componer una comedia con retazos dramáticos, aborda el tema de la muerte sin una reflexión profunda pero con ausencia de angustia.
LA VENA SOCIAL
El finlandés Aki Kaurismäki es un autor que merece nuestra simpatía. Con medios modestos prosigue una obra personal y coherente en la que a través de las vicisitudes de la vida aparece una forma de bondad. Laitakaupungin Valot (Las luces del barrio) recurre al tema de la soledad; es la tercera película de una trilogía dedicada a las realidades del mundo actual. Koskinen (Janne Hyytiänen) es guarda nocturno marginado en su ambiente de trabajo, sueña con cambiar de empleo. Conoce a una bella mujer que parece interesarse en él, en realidad es parte de una banda de gánsteres y lo aprovecha para cometer un robo. Koskinen es culpado; al salir de prisión es vapuleado y pasa por muerto. Al final, este itinerario sombrío se torna feliz cuando una joven del barrio se ocupa del herido; en el último cuadro vemos un par de manos entrelazadas, es fácil adivinar la historia de amor. Kaurismäki, dijo del cierre: «afortunadamente el autor de esta película es un hombre de edad con un corazón tierno y naturalmente no podía faltar una cierta luz para iluminar la escena final».
El belga Lucas Belvaux también se interesa en temas laborales y ciertas formas de delincuencia. El tema dominante de La raison du plus faible es la solidaridad entre los obreros metalurgistas de Liège, con condiciones de trabajo en mutación. Las dificultades económicas de Patrick (Eric Caravaca), le impiden comprar a su esposa una mobylette, necesaria para ir al trabajo. Marc (Lucas Belvaux), un obrero recién salido de prisión se incorpora al equipo y nace la idea de un atraco. La comedia termina en drama. Los personajes actúan por razones más bien altruistas, lo que infunde vida a lo que pudo ser una simple película negra. En cierto sentido Belvaux continúa la vena social de sus compatriotas, los hermanos Dardenne.
Andrea Arnold en Red Road se interesa, más que por lo social, por los conflictos de nuestro tiempo. Es su primera obra y, cosa rarísima, fue recompensada en el Palmarés. La película es la historia de Jackie (Kate Dickie), empleada de una empresa de video vigilancia en un barrio peligroso de Glasgow. Descubre en su pantalla a un hombre, ligado al drama de su vida, que nunca desearía encontrar. Andrea Arnold utiliza falsas pistas para desorientar y sorprender al espectador. Red Road es la primera película de una trilogía a realizarse en Escocia con los mismos personajes y actores.
LAS METAMORFOSIS DEL CINE POLÍTICO
La motivación política -denuncia o evocación-, generalmente en defensa de posiciones de izquierda, sigue siendo tema predilecto de los cineastas. Una excepción es quizá Summer Palace, del chino Lou Ye interesado en los eventos previos a la represión de la plaza de Tienenmen. Predomina la historia de amor entre la bella Yu Hong (Leiu Hao) y Zhou Wei (Xiaodong Gou) y deja en un segundo plano las cuestiones políticas. Lou Ye desea testimoniar los cambios de su época de estudiante, pero es poco probable que la censura china autorice la película aun cuando su director está dispuesto a suprimir lo necesario para que se proyecte en China.
Atacar dictaduras desaparecidas en otras latitudes no es difícil. Eso hace el argentino Israel Adrián Caetano con Historia de una fuga, adaptación del libro autobiográfico de Claudio Tamburrini La fuga de la casa Seré. Reproduce el esquema de otras películas sudamericanas sobre la acción de los «servicios especiales» de las dictaduras. Tras el golpe de Estado contra Isabel Perón los agentes pretenden desarticular la oposición clandestina de extrema izquierda. El prisionero Claudio Tamburrini es sometido a vejaciones y torturas para que denuncie las redes de una oposición que no conoce. Más tarde el relato se aboca al arriesgado escape, casi increíble, pues los cuatro fugados estaban esposados y completamente desnudos. El filme consigue compaginar los aspectos políticos con el suspense cinematográfico.
Por su parte el mexicano Guillermo del Toro intenta reunir, cine político y fantástico en El laberinto del fauno, lo que había hecho con mejor fortuna en El espinazo del diablo en 2001. La acción se sitúa en España en 1944, cerca de la frontera francesa, donde grupos republicanos esperan que la caída del nazismo haga desaparecer el régimen de Franco. Un destacamento de guardias civiles se instala en la montaña, al mando del Capitán Vidal (Sergi Lopez) casado recientemente con la viuda Carmen (Ariadna Gil). Ofelia de 12 años (Ivana Baquero), hija de Carmen, tiende a perderse en un mundo imaginario.
Del Toro hace del Capitán Vidal el representante del mal absoluto e idealiza a los «maquis», defensores de la libertad. La historia fantástica aparece como un añadido. Ofelia encuentra un laberinto secreto que la conduce al fauno quien la somete a varias pruebas y recupera su condición de princesa de un reino encantado. Una conclusión feliz a la historia que en la realidad se salda por una montaña de cadáveres. Los maquis obtienen una victoria limitada, pues Franco durará todavía más de 30 años.
Salvador de Manuel Huerga, presentada en Un Certain Regard, es mucho más interesante. Rodada en catalán y en castellano con un actor alemán nacido en Barcelona (Daniel Brühl) traza el itinerario político de Salvador Puig Antich. Sus atracos a bancos, la muerte de un policía, su detención y largo proceso, condena a muerte y lucha por obtener gracia, dificultada a última hora por el asesinato del Almirante Carrero Blanco. Aunque el film defiende la causa de Puig Antich, los hechos son verosímiles y el final impresionante, se trata de la última ejecución en España con «garrote vil». La familia busca una revisión del proceso y es sorprendente que no haya tenido lugar, sobre todo en los largos años de Gobierno socialista.
Sin duda la película política más interesante, es la de Nanni Moretti, Il Caimano, presentada inicialmente como un panfleto anti-Berlusconi aunque sólo habla seriamente de él en los últimos 10 minutos. «No tenía ganas de dedicar mi película a Berlusconi» declara Moretti, que cuenta las desventuras de un productor de películas de ínfima categoría, Bruno Bonomo (Silvio Orlando), en plena crisis financiera y sentimental.
«Historia de amor, homenaje al cine y película política» ha dicho Moretti. La atención se centra en las dificultades de Bruno para rodar sin medios económicos y sobre todo al constatar que su matrimonio ha entrado en una fase dramática irreversible. El director no se priva de satirizar el cine italiano ni de lanzar ataques a la izquierda. La carga contra Berlusconi llega al final con un tono especialmente duro. El propio Moretti lo encarna en un largo discurso (en parte inspirado en textos reales), en un proceso en el que Berlusconi es condenado. Pero se trata de una peripecia de política-ficción.
LA INSPIRACIÓN HISTÓRICA
Tres películas encarnan la inspiración histórica en la que se percibe rápidamente la voluntad de enraizarse en la actualidad, tanto a título personal como colectivo. En el primer caso, Marie Antoinette de Sofia Coppola, en el segundo los filmes de Rachid Bouchareb y de Ken Loach.
Marie Antoinette era la película más esperada del Festival. La crítica tenía un prejuicio favorable y los espectadores, desconfianza, porque no deseaban ver a un personaje de la historia de Francia dibujado por una americana y porque habían oído hablar de rock en la Corte de Versalles. En cualquier caso, los especialistas son unánimes: la obra posee una fidelidad ejemplar. El guión se inspira en la biografía de Antonia Fraser, pero la directora no aborda la última parte, el relato termina cuando los reyes abandonan Versalles.
Coppola presenta a la joven de 14 años que llega al Palacio para casarse con un chico de su edad con quien consumará su matrimonio siete años más tarde. La vida en la Corte es ligera, y por momentos caricaturizada, la princesa desea divertirse, escapar al protocolo, vivir. Marie Antoinette adulta descubre el drama incipiente de la Revolución, el mundo que se agita fuera de Versalles, con el que nunca tuvo una auténtica relación.
Se rodó en Versalles logrando una impecable visión del desmesurado y bello decorado. Nadie en Francia ha hecho un trabajo de esa calidad, la crítica y buena parte del público lo reconocieron al colocar la película en cabeza de los candidatos a la Palma de Oro.
Sofia Coppola dijo que muchos le desaconsejaron tratar el tema por la desconfianza que despertaría en Francia, pero se interesó tanto en el personaje que fue imposible dar marcha atrás.
Indigènes de Rachid Bouchareb, coproducida por Francia, Argelia y Marruecos rinde homenaje a los «indígenas», es decir, a los soldados musulmanes del ejército francés que participaron en la liberación de Francia en 1943.
En estos momentos de tensión entre Francia y las comunidades de origen árabe del Magreb era importante para Rachid Bouchareb (nacido en Paris de padres argelinos), desempolvar esta página de la historia en la que Francia y sus colonias aparecen unidas en la lucha contra el nazismo. Bouchareb y su co-guionista, Olivier Lorelle, se documentaron minuciosamente, interrogaron a los supervivientes y reconstruyeron un grupo representativo de soldados que por motivos diversos participaron en la liberación.
La película reunió a la crema de los actores franceses de origen magrebí como Jamel Debbouze, Samy Naceri, Sami Bouajila y Roschdy Zem. Es un clásico film de guerra, con detalles de emoción, escenas espectaculares y humor.
Contar esta historia no era fácil en un momento en que las tensiones entre comunidades en Francia se prolongan con otras a escala gubernamental con los países del Magreb. Rachid Bouchareb encontró equilibrio para decir la verdad sin herir susceptibilidades.
Guerras de conquista, dramas de la resistencia, luchas fratricidas a propósito de Irlanda, son materia del último film de Ken Loach The Wind That Shakes The Barley. Loach busca siempre una causa qué defender. La primera parte de la película cuenta la represión de Gran Bretaña para someter toda veleidad de independencia de Irlanda durante 1920, lo que hizo crecer las filas de la resistencia. Las elecciones de 1918 dan el poder al Sinn Fein que instaura un Parlamento en Dublín y proclama la independencia. Los británicos declaran fuera de la Ley el Parlamento y obligan a la República de Irlanda a refugiarse en la clandestinidad, el Irish Volunteers se transforma así en el Irish Republican Army (IRA). El punto culminante es la guerra civil que nace del acuerdo de 1921 entre británicos e irlandeses. Irlanda obtiene una relativa independencia bajo dominio británico, una facción no acepta este compromiso y la guerra civil es inevitable. El conflicto afecta a los propios hermanos lo que origina la escena más dramática de la película.
Loach evoca la situación en Irak, donde la desaparición de un tirano no ha contribuido por el momento a la paz entre los musulmanes de distintas obediencias.
UNA VISIÓN ORIGINAL DE LA MUNDIALIZCIÓN
Babel de Alejandro González Iñárritu fue una de las películas más interesantes del festival y ciertamente la más ambiciosa. El director fue claro: es la última vez que aborda una estructura dramática compuesta de varias historias (la primera Amores perros, en 2000 y la segunda, 21 gramos, en 2003). En Babel «hemos querido hablar de la dificultad de la comunicación, de la desconfianza que nos inspira el otro. Y esa dificultad que se encuentra entre los pueblos y las culturas se encuentra también dentro del mismo grupo humano, incluso dentro de la misma familia», declaró.
Cuatro historias transcurren en tres continentes. Una pareja de turistas americanos -Brad Pitt y Cate Blanchett- viaja a Marruecos con el fin de rehacer su entendimiento; allá una familia marroquí decide probar su fusil para alejar a los chacales; una niñera mexicana radicada en Estados Unidos que decide llevarse sin permiso dos niños para asistir a la boda de su hijo en Tijuana; una joven japonesa sordomuda que sufre la ausencia del afecto de su padre después del suicidio de su madre y que corre el riesgo de una deriva sexual. Un accidente provocado por los jóvenes marroquíes termina uniendo los destinos de los personajes.
Iñárritu resuelve de forma brillante esta diversidad dando a su fotografía tonos distintos. Ciertos críticos encontraron demasiado artificial la unión de las historias. Ciertamente lo es, pero es preciso recordar el carácter metafórico que González Iñárritu y Guillermo Arriaga han querido dar a sus historias, con una idea como conclusión: la falta de comunicación encierra siempre falta de amor.
UN PALMARÉS DESEQUILIBRADO
Las reglas del juego suponen siempre triunfos y olvidos, pero existe un límite que no debe ser traspasado si se quiere evitar un descontento general. Este año ninguna película se imponía para la Palma de Oro de forma exclusiva, pero había un pelotón de favoritas: Marie Antoinette, Babel y Volver ocupaban los primeros lugares. Los primeros anuncios del Jurado fueron bien recibidos, el Premio del Jurado para Red Road de Andrea Arnold era un estímulo positivo para una primera película.
Después, los dos premios colectivos de interpretación para Volver e Indigènes provocaron una real euforia. El premio del guión a Volver también satisfizo a todos excepto a Almodóvar, pues le cerraba la puerta a la Palma de Oro. Lo mismo puede decirse del premio a la mejor dirección para Babel. El Gran Premio del Jurado, segunda recompensa del Palmarés para Flandres produjo estupor e indignación.
Llegados a este punto y teniendo en cuenta la acogida de Marie Antoinette, parecía indudable que la Palma de Oro sería para Sofia Coppola, por ello cuando se escuchó el nombre de Ken Loach, la sorpresa fue total. Nadie en ningún momento había evocado The Wind That Shakes The Barley para la Palma de Oro, sin duda una buena película pero no la mejor de Ken Loach. Además esta decisión destina al olvido la película de Sofia Coppola. Quizá Pedro Almodóvar tenía razón cuando en la rueda de prensa final aconsejó a los cineastas: «cuando durante todo el festival os aseguran que vuestra película es la favorita para la Palma de Oro, estad seguros que no la obtendréis».