Chesterton
Siempre me ha gustado la literatura realista. Lo fantástico y la ciencia ficción no son lo mío. Por eso, cuando hace años escuché sobre una nueva historia acerca de un niño hechicero con un nombre ridículo, mi reacción fue de indiferencia. Debo confesar que caí en los brazos de Morfeo durante gran parte de la primera película; me parecía una historia como tantas otras, con brujas y calderos, varitas y magos.
Un buen día, a causa de una apuesta, tuve que leer el libro y empecé a adentrarme en la historia con más interés, y pronto me descubrí como una fanática del mundo creado por Joanne Kathleen Rowling.
Al externar mi interés por la novela comercial de moda, fui tildada de infantil, poco conocedora del arte de la literatura, conformista intelectual y otros adjetivos similares que yo misma usaba para referirme a todos aquellos seguidores de la historia. Al principio, buscaba justificar la afición de las personas (y evidentemente la mía) por la historia de Potter, aduciendo que todos tenemos «un niño dentro», y que dicha lectura era entretenida y de ocio.
Sin embargo, el boom ha sido tan grande que no es posible imaginar a todos los lectores reencontrándose con su niño interior. Debe haber algo más en dicha fascinación. Pero ¿qué?, ¿qué llama la atención de la historia? ¿Qué contiene la novela para cautivar a miles de personas?
Tres factores, si bien no únicos, a mi parecer, hacen a la historia tan atrayente para el lector una vez que se ha adentrado en el complejo mundo fantástico de Harry Potter.
SIN TRASTORNOS BIPOLARES
El lector estará de acuerdo conmigo en que las historias donde el villano antagónico se vuelve asombrosamente «bueno» porque el bien siempre gana, es decepcionante. Cuando se termina de leer una novela así, sin duda alguna se sienten unos deseos inmensos de llorar, no por el final emotivo donde protagónico y antagónico se descubren como los mejores amigos que viven felices para siempre, sino porque surge la pregunta, «¿Para esto desperdicié valiosas horas de mi vida?»
La credibilidad, tanto de la historia como de los personajes, hace tan seductora la historia de Harry Potter.
Se dice que la literatura es un campo de conocimiento informal de la psicología y esta historia es un ejemplo de ello, pues la autora «respeta» la personalidad de cada uno y nunca intenta adaptar los personajes a la historia sino lo contrario. Así, Hermione siempre será una obsesivo-compulsiva fanática del deber ser; Ron un analfabeta emocional, visceral, de muy buen corazón; y Harry siempre apuntará a ser el héroe que no sabe que lo es hasta que lo lanzan al ruedo. Distintas circunstancias, con una misma esencia.
No hay inconsistencias en el desarrollo de la historia porque los personajes crecen junto con ella. En La orden del Fénix se percibe claramente la evolución de Harry, quien hasta ahora había sido un niño algo temeroso que empezaba a darse cuenta de que podía hacer grandes cosas, ahora es un adolescente desesperante, que está en desacuerdo con todo y con todos, explosivo y rebelde.
Digno es de reconocimiento, la capacidad de la autora para mantener la naturaleza del personaje a lo largo del tiempo.
Realismo y credibilidad son los elementos que hacen al leyente identificarse con uno o varios de los personajes, lo que hace la lectura más llamativa.
EL ELEMENTO SORPRESA
Pasando a una perspectiva más general y hablando un poco más de la forma y no del fondo, considero que una de las características que más se agradecen es la lógica de una historia bien pensada. Cada detalle es la pieza de un gran rompecabezas donde conforme pasa el tiempo, va armándose. Así, lo que en La piedra filosofal era una simple rata, mascota de Ron, en El prisionero de Azkaban se vuelve eje central.
Otro ejemplo se encuentra en La cámara secreta donde el mago más malvado de todos los tiempos aparece durante un gran tramo de la historia, incluso logrando generar en el lector cierta empatía, antes de que se descubra que Tom Marvolo Riddle es un anagrama que afirma: I am lord Voldemort Una de las especificidades que más llama la atención, es la trama completamente impredecible. La publicación de cada libro, genera una serie de expectativas y rumores sobre lo que pasará con Harry y demás personajes, a fin de cuentas, Rowling escribe situaciones que no se esperaba sucedieran e incluso termina matando personajes inesperadamente.
Dicho componente «sorpresa» resulta el gran atractivo de la narrativa para convertirla en una lectura apasionante, donde es necesario estar al pendiente de los detalles, pues cualquiera puede ser la clave para el desenlace cardiaco.
MAGIA REALISTA
La última de las características que desde mi punto de vista hacen de esta historia original, radica en el ingenio de la escritora. Dentro de tantas invenciones, es posible formar un diccionario de palabras, lugares y personajes del mundo de Harry Potter. Incluso la palabra «muggle» fue incluida hace cuatro años en el Oxford English Dictionary.
No pretendo elogiar la creatividad de Rowling per se, sino su capacidad para jugar con las palabras y remontarnos a una experiencia personal e incluso histórica, ya que, detrás de palabras «mágicas» hay toda una ideología que vuelve a la novela rica y cercana. Daré dos ejemplos sobre tales palabras, en apariencia fantásticas, pero con un contenido tan real y próximo que permite al lector dentificarse con la situación:
Selectas lecturas pueden generar empatía, pues deben ser llevadas con maestría por el autor, por ello, es asombroso que Harry Potter la consiga mediante simples palabras inventadas.
DISCRIMINACIÓN MÁGICA
A pesar de lo anterior debo aceptar que sí? mi niña interior se recrea leyendo la historia de Potter, pero también mi parte adulta se deleita en captar simbolismos e ideas antropológicas dentro de una novela indudablemente bien pensada y estructurada.
Existen motivos para considerar a Harry Potter una lectura de calidad, que por igual atrapa a niños y adultos, aunque los segundos mucho más rejegos que los primeros. Y a ellos me dirijo para cerrar este artículo: a todos aquellos que no han leído ningún libro de la serie y que aún así la minimizan diciendo que es una lectura muy simple y que no vale la pena, despójense de esos prejuicios y decídanse a abordar la lectura con una actitud de entretenimiento, verán como en el camino encontrarán situaciones mucho más enriquecedoras que varitas y hechizos.
http://news.bbc.co.uk/cbbcnews/hi/uk/newsid_2882000/2882895.stm
Con conocimientos básicos de etimologías (crear palabras a partir de ella es uno de los principales recursos de Rowling) sabemos que este nombre quiere decir «que se alimentan de muerte». Los mortífagos son los seguidores del «Señor Tenebroso», aquellos que hacen el trabajo sucio, los que eliminan a los impuros de raza y siguen y entronan a un tirano, primero por convicción, más adelante por miedo a que en el camino los elimine también a ellos. ¿Suena conocido? Podría estar haciendo alusión a cualquier dictador de la Segunda Guerra Mundial. Así, Rowling intenta contextualizar el ambiente que se está viviendo en el libro y una vez más hace la historia más cercana al lector.
Rowling define a los dementores como seres que absorben todos los buenos pensamientos de quienes tienen cerca, dejándolos solos con sus peores recuerdos. El modo de recuperarse de un acercamiento con un dementor es el chocolate… esto nos da una pista para encontrar la realidad detrás de la ficción. Quien conozca lo que es la depresión (la autora ha declarado que se inspiró en su propia experiencia con esta enfermedad para crear a estos seres) estará de acuerdo con su descripción y podrá comprender mejor aquello que los personajes sienten cuando están cerca de un dementor.