Fuera el victimismo
Si la mitad o más de la población mundial es femenina y las empresas contratan sólo activos hombres perdemos por lo menos la mitad del talento.
Nací en Argentina y vivo en México hace 19 años. Mi trabajo implica contacto con muchas personas de todas las edades, puestos, categorías sociales; atendemos desde directores generales hasta personal sindicalizado. Trabajamos en evaluación de personal y desarrollo de aptitudes; un trabajo delicado que se enfoca hacia personas.
Inicié esta empresa desde hace 5 años y ha generado buenos resultados económicos además del papel social que desempeñamos. Nuestro éxito se basa en la recolocación rápida de las personas. Este trabajo me permite tratar con hombres y mujeres de todos los estilos que se encuentran en el mercado laboral.
Pienso que lo más justo es que las empresas sean lugar de competencia para toda la diversidad de la cual el género es sólo una parte, la idea es competir y resaltar talentos. La postura empresarial debe apuntar a formar y dar oportunidad de desarrollo sin que importe la diferencia.
En una empresa es necesario generar resultados, la gente a tu cargo tiene que dar lo mejor de sí y desarrollar una mentalidad de crecimiento. La mujer directiva debe mirar el talento de su personal, deslindarse del proteccionismo de género.
La diferencia salarial entre hombres y mujeres depende de cada empresa y sus políticas, pero también de cada persona, sus resultados y aptitudes.
Podemos reflexionar sobre dos temas capitales: calidad en el tiempo. Confundir cantidad con calidad suele ser un problema en las compañías. Otro tema relevante se refiere a la autoestima, problema cultural muy difícil a nivel de género. Preguntémonos qué propuestas hay para levantar la voz: la mujer tiene que salir del victimismo, luchar por educarse y capacitarse cada vez más. Por eso es importante la autoestima, para conocerse y reconocer sus capacidades, nunca subestimarse.
Los seres humanos actuamos según lo que vemos a nuestro alrededor, las generaciones van cambiando y la mentalidad también. En mi caso, mi madre es egresada de la segunda generación de bioquímica en Argentina, trabajó toda su vida y tiene varios reconocimientos. Para mí el modelo de mujer que trabaja fue fácil de incorporar, crecí en ese ambiente. Para mi hija fue más fácil todavía. A las nuevas generaciones les resulta más sencillo asumir este modelo pues muchas han convivido con él desde su nacimiento.
La sociedad está cambiando y los distintos estratos también, la consecuencia es una nueva mentalidad. Un modelo social diferente ayuda a crear nuevas oportunidades. En los 19 años que llevo en México he visto la incorporación cada vez mayor de mujeres en el mercado laboral y mucha más diversidad en las empresas internacionales y mexicanas.
Escuchar a las mujeres ejecutivas
Los directivos debemos preguntarnos que mecanismos tenemos para identicar situaciones de hostigamiento sexual en nuestra empresa.
En mi empresa de ocho directores, cinco somos mujeres. He empujado mucho el desarrollo femenino pues considero que por naturaleza tenemos capacidad de atender muchas actividades a la vez, fundamental en una empresa de servicios. Lo anterior influye para que en Praxis seamos mayoría de mujeres en puestos de responsabilidad. Al menos en mi ámbito, mi experiencia es que las mujeres saben atender mejor las necesidades de los clientes.
A lo largo de mi trayectoria profesional he comprobado que son innumerables las mujeres que sostienen la economía familiar, muchas veces los hombres no están acostumbrados a trabajar con mujeres. Cambiar tal concepción es mi contribución a la empresa.
En las compañías de servicios es más sencillo determinar quién se queda con un puesto: el que genera mejores resultados. En ese contexto no veo obstáculos, pero sí en el tema del acoso sexual, los hombres en posiciones de poder pueden convertir un asunto personal en profesional. Para mujeres sin ningún poder de decisión en la empresa se vuelve un asunto complicado.
Los directivos debemos preguntarnos si existen mecanismos para identificar esas situaciones en nuestras empresas. Es difícil que una mujer enfrente el problema por miedo a que la malinterpreten o a arriesgar su puesto. Debemos ser capaces de afirmar «esto me está sucediendo» y no temer las represalias o el qué dirán, tener más confianza y usar bien los dispositivos de denuncia.
La diferencia de género también depende de las culturas, recuerdo cuando una empresa india intentó comprarnos en el año 2000. Para ellos fue sorprendente ver en una junta directiva al director general y ejecutivas. Para los indios un hombre con cierto poder adquisitivo es responsable de «sacar de trabajar» a su esposa. Claro ejemplo de las diferencias culturales y de mentalidad.
Las escuelas de negocio tienen mucho que estudiar y aportar para mejorar las relaciones de trabajo en los equipos liderados por mujeres de acuerdo al contexto social. Hay que entender por qué a los ejecutivos varones les cuesta trabajo escuchar a las ejecutivas mujeres; ese es un reto en la sociedad empresarial mexicana. Para Praxis, ha sido un proceso pero creo que lo hemos superado.
Algunos clientes solicitan consultoras guapas, ya me acostumbré a no decir nada al respecto pero en realidad no debería darse, debemos medirnos por talento y capacidad.
Solidaridad con la sociedad
Nuestra responsabilidad es apoyar a las mujeres para que no sólo se desarrollen en el ámbito profesional sino en el familiar que es la base de la sociedad .
El medio financiero generalmente está dominado por hombres. Como una muestra, recuerdo que en los años 80, las mujeres solo podían entrar con falda a la Bolsa de Valores. Curiosamente, en casi todos los lugares donde he trabajado, mi equipo ha sido mayoritariamente femenino. Hoy, de los cuatro directores de área, soy la única mujer; sin embargo, no me lo cuestiono, eso ya no es un tema. Actualmente mi equipo de trabajo es mixto y eso enriquece a todos, la diversidad permite encontrar puntos de vista distintos y por lo tanto genera alternativas.
En cuanto a la equidad laboral, es importante preguntarnos el nivel social que estamos analizando ya que desafortunadamente las inequidades dependen en gran medida de la condición social y medio en el que nos encontremos. No es lo mismo el medio financiero que una fábrica. Yo he tenido mucha suerte pues nunca he percibido que se me discrimine por ser mujer.
Me gustaría impulsar aquellas situaciones en donde aparentemente se beneficia a la mujer pero en realidad se favorece a toda la sociedad. En mi equipo de trabajo, la mayoría de mis colaboradoras son jóvenes y empiezan a nacer los primeros hijos. Creo que debemos replantear los temas laborales sin pensar en si se trata de mujeres u hombres sino para apoyar a una sociedad que debiera basarse firmemente en la familia, para apoyar toda la logística que implica desarrollar esta última.
En Europa por ejemplo, las escuelas ofrecen horarios hasta las cinco de la tarde y los padres pueden recogerlos después de su jornada laboral. En México a pesar de que un alto porcentaje de madres trabaja, los horarios y las leyes no contemplan un respaldo claro para que se desempeñen profesionalmente.
Podríamos empezar con el tema de la incapacidad por embarazo: hoy la ley da derecho a 45 días antes y 45 días después del parto, pero sabemos que si el embarazo es normal, la mujer podría trabajar hasta una semana antes. Ella debería decidir, bajo su responsabilidad, cómo distribuir los tres meses de incapacidad. Intento ponerme en sus zapatos: considero que las mujeres tenemos que desarrollarnos profesionalmente pero para que el país mejore se necesita una base familiar sólida, no podemos correr el riesgo de desintegrar a la familia por un beneficio empresarial.
Cómo vamos a tener una mejor sociedad si no cuidamos que cada individuo se desarrolle de forma integral, sin importar su género.
Buenas prestaciones generan resultados positivos
La ley debería considerar los casos de adopción, pues al día de hoy, quien adopta un niño no tiene derecho a ausentarse ni una semana.}
Estudié actuaría pero siempre me he desarrollado en el área de ventas, desarrollo de negocios, mercadotecnia, comercio exterior y ahora en suministro y transporte a nivel nacional. Tengo un equipo de 32 personas a mi cargo y mi trabajo me resulta muy gratificante.
En PEMEX la mujer es un tema constante. Como en muchas instituciones, predominan hombres en las direcciones, es anómalo que haya mujeres a nivel de alta responsabilidad; sin embargo, me ha tocado tomar decisiones importantes y es todo un reto. Siempre he tenido jefes hombres y en el área donde estoy pocas mujeres han alcanzado un nivel similar al mío.
Por esta razón nos identificamos, pero al tener un equipo mixto me percato que mujeres y hombres tenemos habilidades diferentes. Hay áreas muy técnicas, por ejemplo la matrícula de estudiantes en ingeniería petrolera o química es mayormente masculina, por tanto a la hora de reclutar es evidente que esas áreas sean ocupadas por hombres.
La particularidad reside en descubrir en qué somos afines, qué es lo que nos gusta hacer y en qué queremos trabajar. Mientras estés dispuesto a contratar al mejor, el género es irrelevante, habrá equipos mayoritariamente femeninos o masculinos y grupos mixtos. En mi empresa no hay disparidad salarial porque los sueldos están estandarizados en el sector público, pero en el sector privado sí hay deficiencias en este aspecto.
Afortunadamente en PEMEX existen servicios de guardería como prestación de la empresa, además durante un año la madre tiene derecho a ausentarse dos horas de la jornada laboral para dar de comer a su hijo y puede organizarlas como mejor le convenga, ya sea durante el transcurso del día o salir dos horas antes.
Al contar con muchas prestaciones, las nuevas mamás regresan más contentas y son más productivas y aunque la carga de trabajo para los demás aumenta –pues en ocasiones hay dos o tres personas embarazadas o en lactancia– la prestación genera buenos resultados al corto y mediano plazo.
Por otra parte, la ley debería considerar a las personas que adoptan niños, situación cada vez más frecuente, pues al día de hoy no tienen derecho a ausentarse ni una semana. Una persona que adopta un niño debería tener todos los derechos de madre.
Creo que debemos de repensar el tema de la reacción de los hombres ante la competencia femenina en los trabajos, muchas veces tienen dificultad para escuchar la opinión de una mujer y tienden a subestimarla.
Muchos son los temas a considerar cuando hablamos de mujeres en el trabajo, un ejemplo sería el acoso sexual, el tema depende de las políticas, a veces las hay no escritas y también políticas específicas. Lo que es claro es que no deben existir este tipo de situaciones en las empresas.