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Esculpir la propia vida

La debilidad del poder creador** es un libro que habla de cómo se trabaja la escultura que estoy haciendo desde que tengo uso de razón y nunca veré terminada: la propia vida. Nunca voy a mirar mi máscara funeraria. La debilidad entiende la vida del hombre como una obra de arte. Dice su autor, Rafael Jiménez Cataño: «El hombre se revela en sus obras. En ellas se revela ante todo a sí mismo. Al hacerlas, se hace a sí mismo» (p. 28).
Aunque no acabe la escultura, podré ver los progresos al mirarme en el espejo todas las mañanas. Podré ver esta arruga que se hace aquí por una angustia, estas marcas que se hacen allá por una esperanza. No pasa un día sin que agregue un detalle a la escultura. No pasa un día sin que la vea y compruebe que ya no la puedo cambiar: lo hecho, hecho está. Los antiguos toltecas decían: «Cada hombre debe formarse un rostro actuando desde su corazón» (p.87).
En La debilidad del poder creador habla un hombre que tiene el coraje de hacer la pregunta que sólo los niños se atreven a hacer. Son ellos los que preguntan por qué, por qué y por qué. ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué la naranja amarilla? ¿Por qué, mamá? Aprecio este libro porque me dio el valor infantil de hacerme la pregunta.
Lo mejor que puedo decir del libro es que lo aventé. No pude seguir leyendo. Me puse a sacar los libros de poemas que hace meses no leía, los discos que ya no escuchaba, las postales y recortes de cuadros y fotografías que estaban en el cajón. Me preguntaba: «¿Por qué me hablan libros, discos y recortes? ¿Por qué me hablan tan dentro? ¿Por qué parece que me dicen tanto de quién soy?
El libro se compone de seis ensayos escritos y publicados en momentos y revistas diferentes, sin embargo, tiene unidad armoniosa. Empieza por un ensayo homónimo al libro que me ayuda a saber por qué veo mis obras, veo mi rostro y miro que todo está incompleto, que nada está bien. Esa es la debilidad del poder creador. En el último capítulo, «Retóricas de la redención», encuentro la razón ?es así porque todo lo que hago necesita ser salvado.
Conforme avanzaba mi lectura me pregunté por qué conservo y atesoro obras de arte. Al escuchar música de Beethoven, al mirar cuadros de El Greco, al decir un poema de Quevedo lo que encuentro es a otros hombres que también se han sentido incompletos. Beethoven, Quevedo, El Greco crean porque se sienten débiles. En las obras de arte se encuentra el clamor de otros que, como yo, necesitan salvación,
El texto de Jiménez Cataño me hizo pensar en otros hombres que se han sentido desterrados. Me hizo sentir acompañado. Eso es una sonata de Schubert; eso, Don Quijote de la Mancha; eso otro, el Duelo a garrotazos de Goya. Es una señal que me dejó otro compañero de destierro, alguien ya pasó por donde estoy pasando.
El texto permite ver a un hombre lleno de caridad que dice: «Tú puedes ser La Piedad de Miguel Ángel; tú puedes ser El beso de Gustav Klimt; tú puedes ser una Gimnopedia de Satie; tú puedes ser una obra de arte».
Me siento agradecido con la lectura porque me hizo recordar un poema de lord Tennyson, que termina en estos versos que me hacen recordar a Ulises, que también sintió lo que yo:
(…) and tho’ /  We are not now that strength which in the old days Moved earth and heaven; that which we are, we are;
One equal-temper of heroic hearts, Made weak by time and fate, but strong in will To strive, to seek, to find, and not to yield.

. ** Jiménez Cataño, Rafael. La debilidad del poder creador. Jus, México, 2006.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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