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Los malos buenos y los buenos malos

¿Cuál es el papel configurador de los medios de comunicación en los modos en que concebimos lo bueno y lo malo? ¿Es verdad que existen posturas tolerantes capaces de no imponer ningún valor a nadie o reducirlos a unos cuantos para evitar divergencias? ¿Por qué nos da tanto miedo ejercer la autoridad y decir a los jóvenes lo que pensamos?
Hace ya casi quince años, un grupo de estudiantes de Derecho a quienes daba clases visitamos un centro de readaptación social para menores. Las visitas se prolongaron durante años, cada fin de semana, y trabajé en el módulo reservado para los acusados de asesinato.
Las edades de los muchachos oscilaban entre los catorce y los dieciséis años. Muchos de ellos tenían relación con el mundo del narcotráfico y habían vivido episodios escalofriantes. Con todo, algo de nobleza quedaba en ellos y no fue tan difícil poder entablar diálogos profundos y plantearles algún cambio de vida.
Uno de ellos me contaba su noción de lo que era bueno y malo. Le propuse las razones por las cuales deberíamos de plantearnos algunos límites en nuestra conducta con el fin de alcanzar el desarrollo pleno como personas. Al proponerle algunos ejemplos sobre lo bueno y lo malo mis afirmaciones le resultaban difíciles de comprender; su razón de fondo para no creerme radicaba en que los buenos en las películas hacían todo lo que yo le señalaba como malo. Después de varias conversaciones terminó admitiendo mi punto de vista y mostró su contrariedad ante la difusión de lo bueno y lo malo en el cine.
Es obvio que falta claridad sobre si hay aspectos objetivamente buenos y malos o no, si es válido señalar cuál es el rumbo de nuestra vida. La autoridad sólo puede ejercerse en un marco de referencia sobre una verdad que orienta la vida. La ausencia de verdad conlleva la ausencia de autoridad.
Quizá, tras muchos problemas educativos y tras la creciente violencia que nos afecta a todos, se encuentre sólo una crisis sobre la posibilidad de conocer y encontrar la verdad.
Es muy difícil educar y gobernar si no se es capaz de concebir que hay cosas adecuadas e inadecuadas. Es muy complejo formar personas si no se puede dotar de sentido su existencia y no se pueden señalar rumbos, para lo que resulta indispensable tener la capacidad de mostrar que el hombre siendo libre tiene límites.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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