Lucien Jerphagnon
Barril & Barral. Barcelona, 2011.
158 págs.
Pobre del pesimismo. Por un lado, no le va nada bien cuando es uniforme de intelectuales frustrados; ya sabe, el tópico de odiar la Navidad, San Valentín y todo lo bueno del mundo. Del otro, cuando es honesto, el mundo se alza en su contra: ¡caramba!, ¡ya pon buena cara, por Dios!
El profesor Lucien Jerpha-
gnon (Nancy, 1921) hurgó en la biblioteca que ha construido durante años como helenista y latinista y, en esa breve historia del pensamiento contenida en su memoria. Ahí encontró maravillosas perlas, ordenadas temáticamente en ésta, una antología de, digamos, aforismos sobre el pesimismo.
De Homero a De Gaulle, con escalas en san Agustín, Dante, Machado, Kempis o Bergson, esta selección reúne las coordenadas para entender que el corazón del pesimista lo habita la sensatez, no la tristeza; la madurez y no la ingenuidad.
Como buen francés, el compilador desdeñó bastante a los autores ingleses que, sin duda, se echan de menos (excepto Shakespeare, claro). Y es que, dicho por Tucídides (por supuesto, aquí consignado), «la naturaleza ha dispuesto que todo el mundo, tanto a nivel particular como público, cometa errores».
En fin, un libro delicioso, que impedirá que olvidemos que «cuando una tostada se cae, lo hace siempre por el lado de la mantequilla».