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Hay que reconocerlo, la clase media somos mayoría

Unos no reconocen lo que hacen los otros y para muchos intereses políticos es más rentable echarse en cara los millones de pobres que los gobiernos de distinto matiz no logran redimir. Pero con independencia de la política y de lo que repiten los medios, el mérito está en cada mexicano que paso a paso se esfuerza en mejorar su nivel de vida. El economista y politólogo Luis de la Calle exhorta a salir a las calles y reconocer que las cosas están mejor que antes.
El libro más reciente de Luis de la Calle y Luis Rubio Clasemediero, es una provocación, una llamada de atención para los mexicanos. De la Calle –economista, investigador académico y experto en temas de comercio internacional– expone que es tiempo de reconocer que el desarrollo del país es posible, que las cosas están mejor que antes, y que la gran mayoría somos miembros de la clase media. Es ahora cuando se conjuntan una serie de condiciones que nos abren un portal de oportunidades; si no aprovechamos este momento histórico nos podemos quedar subdesarrollados. Desde su oficina, donde es posible observar el trajín de la Zona Rosa, con conocimiento de causa el autor revela su visión optimista de la economía.

¿A qué se refiere con ese título?
Clasemediero es un miembro de la mayoría de los mexicanos, porque en la actualidad la mayoría de la población es de clase media. A lo largo de su historia, México ha sido un país donde gran parte de su población ha sido pobre, independientemente de cómo se mida la pobreza. Hoy, por primera vez, hay más mexicanos no-pobres que pobres. La noticia es ésa: México, es ahora, un país clasemediero.
¿Una noticia?
Una noticia que cuesta mucho trabajo aceptar, porque estamos acostumbrados a pensar en México como un país pobre. Los intelectuales, los políticos, los comentócratas se rehúsan a creer que el país es de clase media. El PRI no quiere reconocer que, en los diez años de gobierno del PAN, el país ha progresado. Por su parte, el PAN no quiere reconocer que, durante los setenta años del PRI, el país también pudo haber progresado. La realidad es que la gente ha prosperado independiente de los partidos políticos y de la acción del gobierno.
¿Por qué les interesó estudiar el crecimiento de la clase media en México?
Este ejercicio es parte de una observación de la realidad, de caminar por las calles, visitar los pueblos y ver a la gente. Hoy, los mexicanos son más altos, calzan zapatos que antes no tenían; viajan, antes no viajaban; engordan, antes no engordaban; tienen acceso a satisfactores materiales de los que antes no disfrutaban. La gente, además, se siente de clase media.
Su libro dice que Calderón ganó las elecciones presidenciales por enfocarse en la clase media.
Un poco, el libro nació de una reflexión hecha en 2006. En aquel momento, muchas personas pensaban que López Obrador iba a ganar las elecciones. Él partía de un silogismo que resultó falso en sus premisas. López Obrador decía: la mayoría de los mexicanos es pobre, yo represento a los pobres, por lo tanto voy a ganar. Estaba equivocado. La mayoría de los mexicanos no es pobre. No sólo eso, 95% de los indecisos, quienes deciden las elecciones, tiende a ser de clase media. Entonces, si la campaña no refleja algunas de las aspiraciones, valores o temores de la clase media, con alta probabilidad, ese candidato perderá las elecciones.
Para las elecciones de 2012, ¿los contendientes se enfocarán en la clase media?
Por supuesto. Las encuestas son muy claras. Antes, el partido mayoritario, en términos de opinión pública, era el PRI, aunque podía variar por estados o por regiones; hoy, la historia es diferente, cuando a la gente se le pregunta su afiliación o identificación partidista, el partido que sale más alto, de manera consistente en todas las encuestas, es el de los independientes. En el caso de los indecisos, el porcentaje es todavía más elevado. Es un fenómeno bastante novedoso en México. Hasta hace unos años, el voto se podía explicar a través de la relación clientelar con el gobierno. Hoy tenemos que Ecatepec, el municipio más grande del país, ha sido gobernado por el PRI, el PAN y el PRD. Cómo explicar esto si no hay una volatilidad del voto relacionada con una mejora en las condiciones de vida de la población que está dispuesta a escoger a un partido político o candidato. Las elecciones son ahora mucho menos ideológicas, sobre todo las locales, son más gerenciales. Se escoge a un gerente, no a un líder ideológico.
Según Clasemediero, en 2008 más de 54% de la población urbana podía considerarse de clase media, ¿qué pasa cuando incorporamos a las zonas rurales?
La gran mayoría de los mexicanos son de clase media, incluyendo al sector rural. La pobreza en México ha disminuido en los últimos años; la reducción no sólo ha sido urbana sino también rural.
El Banco Mundial estima que 60% de los hogares en pobreza extrema está en la zona rural. ¿Es posible cerrar la brecha actual entre la población rural y urbana?
Claro que es posible. Se requieren muchísimas cosas, pero las condiciones actuales implican que México podría erradicar la pobreza extrema en 20 años. Este tipo de pobreza está sobre todo en el sector rural. Para lograrlo, es necesario acercarles la modernidad a través de la construcción de infraestructura de transporte. Un factor que promueve la pobreza es el aislamiento, estar aislado en la sierra de Guerrero o Oaxaca limita la capacidad de progreso de esas poblaciones. Entonces, la mejor manera de contribuir a su desarrollo es proporcionarles los medios de transporte para que puedan sacar sus productos, ir ellos mismos a la modernidad, o que la modernidad les llegue a través de las carreteras; pero también es necesario invertir en educación, en salud, en estado de derecho; facilitarles las herramientas para que se incorporen a la economía moderna. Los brincos en productividad y las posibilidades de desarrollo que esas personas pueden dar son enormes.
Pero si segmentamos la información en zona rural-urbana, parece que existen dos Méxicos.
Hay muchos Méxicos y una desigualdad significativa. En el sector rural es más claro y palpable. Algunas regiones han mejorado, otras no. Se piensa que es un problema agropecuario, pero la realidad es que está ligado a la falta de oportunidades o a la emigración. Es notable que, en aquellos lugares en donde ha habido emigración importante, por un lado se pierde capital humano, pero por el otro se reciben importantísimas transferencias, a través de las remesas, que elevan el nivel de bienestar de las familias. En los estados tradicionalmente más pobres como Chiapas u Oaxaca la situación hoy, a pesar de que está mal, es mucho mejor que la que se vivía hace treinta años.
¿Qué me dice de las remesas, son un paliativo o resuelven el problema de fondo?
No creo que sean un paliativo, son producto del esfuerzo de personas que trabajan muy duro, con un alto costo familiar, para conseguir esos recursos. Son trabajadores racionales e inteligentes, si lo hacen es porque creen que están mejorando su nivel de vida.
¿Qué han hecho las remesas por los que se quedan en México?, ¿qué pasará con las siguientes generaciones?
La emigración es un síntoma de cambio, es la principal palanca del desarrollo. Aunque es despreciada, a gran número de personas le brinda la oportunidad de transformar su horizonte de vida  y el de su familia, sin duda.
¿Son efectivos los programas de gobierno contra la pobreza?
Habría que revisar caso por caso, pero en general son muy importantes y eficaces. «Oportunidades» por supuesto que funciona, ha ayudado a disminuir la pobreza. Es primordial dar continuidad a los programas: seguir invirtiendo en educación e infraestructura, pero el paso de la pobreza a la clase media es en lo fundamental producto del esfuerzo de las personas, apoyado por los programas sociales y la inversión que hace el gobierno. Es decir, el mérito está mucho más en el esfuerzo de las personas que en el de los gobiernos, aunque a los políticos les guste que se perciba lo contrario.
¿Es hora de olvidarnos de la producción agrícola, que genera poco valor, para migrar a actividades más rentables?
No, hay muchas agriculturas en México. Existen agriculturas muy rentables, pero otras son una trampa de pobreza. Las personas en el segundo caso no podrán progresar de manera notoria si sólo se dedican a la agricultura, tendrían que complementar o diversificar sus actividades productivas, de otra forma están destinadas a la pobreza.
Jorge Castañeda y Héctor Aguilar Camín afirman, en su libro Un futuro para México que es necesario «…cambiar la meta nacional de combatir la pobreza por la meta nacional de crear riqueza».
Claro, el combate a la pobreza y el incremento de la clase media son el reverso de la misma moneda, pero hablar de incremento de la clase media y de creación de riqueza es un discurso positivo que tiene mayor impacto y posibilidades que lo otro. El desarrollo es inalcanzable si no creemos en él, si lo creemos imposible lo volvemos imposible porque, como el desarrollo cuesta, nadie invertiría en un proyecto inviable. Entonces, el discurso pesimista, depresivo, lleva al no crecimiento. Clasemediero ha sido criticado por su discurso optimista.
¿La economía informal ha ayudado a amortiguar los efectos de las crisis económicas?
Sí, por supuesto. Es un canal de creación de valor para muchas personas y en ese sentido es muy positivo, pero refleja una distorsión que hace que ese crecimiento y ese espíritu emprendedor, que podría darse a través de la formalidad, se dé a través de la informalidad. En México, la informalidad se ha extendido porque la formalidad es costosa. No se trata de incorporar la informalidad en la formalidad, sino de disminuir el costo de la segunda.
¿Es factible disminuirlo cuando tiene un costo político muy alto?
Sí, bueno…, las reformas importantes tienen costos. Entonces, hay que convencer a la población de que el beneficio será más grande, es como ir al dentista, si no se perciben los beneficios, sólo los costos, las reformas no se van a llevar a cabo.
Llevamos muchos años intentándolo.
Sí, porque la primera reforma que se requiere es psicológica: convencernos de la posibilidad del desarrollo. No vale la pena enfrentar el costo político si no vamos a recibir un rendimiento  superior aposteriori. De hecho, hemos caído en una trampa al pensar que las reformas en México no prosperan por razones ideológicas cuando en realidad no cuajan por razones de intereses; tocar intereses tiene un costo, entonces…
El libro resalta un dicho popular que marca la mentalidad del mexicano: «el que no transa no avanza». ¿Conoce su origen?
Tiene una larga historia, es una forma de ser, producto del rentismo mexicano, que ha sido muy negativo para la expansión de la clase media y para el desarrollo del país. Es la idea de que podemos vivir del dinero fácil. Nuestra tradición minera y petrolera es tan arraigada que ha llevado a pensar que se puede vivir de las rentas y no del esfuerzo. El futuro del país depende de que se cree una clase media meritocrática y no una basada en el dinero fácil a través del rentismo, la transa, el compadrazgo, o los favores del gobierno. Muchos monopolios, por no decir todos, son producto de algún favor del gobierno. Algunas fortunas son consecuencia de favores, concesiones o tratos con los gobiernos.
¿Qué otras ideas deterioran la mentalidad del mexicano?
El mexicano no tiene problemas de mentalidad, hay algunos que sí, obviamente, pero los verdaderos problemas de mentalidad están en las élites. El cambio cultural más importante debe darse en las élites, no en el mexicano promedio.
Las élites deben aceptar que el desarrollo es posible y confiar mucho más en el mexicano promedio, en sus instintos, en su capacidad de tomar decisiones. Existe una arrogancia cultural inapropiada por parte de las élites sobre el resto de los mexicanos.

¿Dónde se refleja esa falta de fe en el mexicano promedio?
Uno, en que no lo ven como un mercado, entonces se pierde la oportunidad de negocio, y dos, en que no piensan que su opinión es importante para transformar al país. Por ejemplo, no se atreven a elaborar un referéndum sobre las reformas de PEMEX porque piensan que los mexicanos van a escoger que PEMEX se quede como hasta ahora.

También está el peso de los sindicatos.
Los sindicatos nos han hecho pensar que la mayoría de los mexicanos está con ellos. Por su parte, las élites piensan que si dejan votar a la gente, lo harán por algo contrario a sus intereses. Falso. La gente vota a favor de sus intereses cuando emigra, cuando invierte en sus hijos, ¿por qué no votarían a favor de sus intereses en un sentido más amplio?
Hay cierto menosprecio de parte de muchas personas acomodadas a quienes no les gusta la idea de que la clase media es mayoría, lo sienten una invasión; es como decir: «Esta gente no tiene derecho a venir a la playa». ¿Cómo no van a tener derecho de ir a la playa?, es de ellos. Resienten que haya gente de tez morena en los aviones o que estén en las playas de Acapulco. Lo que hay que hacer es crear más lugares como Acapulco y más aviones que puedan transportar a la creciente clase media. Este desprecio hacia el mexicano promedio es un cambio cultural que va a darse y se está dando. En México, clasemediero es, por decirlo de forma coloquial, «todos nacos». ¿Cuándo nos vamos a desarrollar? Cuando todos nos aceptemos de esa manera: todos miembros de la clase media. Clasemediero tiene un sentido peyorativo, por eso escogimos el título, es una provocación, porque suena «chafa».
¿A quién quieren provocar?
A todos, a la gente para que salga a la calle a ver la realidad y diga: México está mejor que antes. No quiere decir que estemos bien, sino que estamos mejor. Es una forma de llamar la atención porque, una vez que lo reconoces, te convences de la posibilidad del desarrollo y una vez que te convence la posibilidad de desarrollo a lo mejor te pones a invertir en él. Ésa es la idea.
¿Qué hay de la idea que circula en otros países, que los mexicanos somos flojos e indolentes?
Es una opinión falsa, una idea de los propios mexicanos, no de los extranjeros.

¿El programa de la BBC de Top Gear?
Top Gear fue una gran oportunidad de vendernos en el Reino Unido. ¿Y qué hicimos? Todo lo contrario, quejarnos. Eso habla de nuestra pequeñez. Es una gran oportunidad que hablen de ti en Top Gear.
Pero el mensaje fue que somos «flojos e indolentes»…
Sí, pero fue un chiste. Era una gran oportunidad para decirle a los de Top Gear: «Está bien, ¿ésa es tu opinión de México? Invítame a tu programa». Para empezar el coche mexicano del que se burlaron, Mastreta, nunca había recibido tanta publicidad. El hecho de que los ingleses sepan que México produce un coche los sorprende, es la oportunidad para venderse. Podíamos haber ido al siguiente programa y decirles: «Oye, me parece muy bien, nada más te voy a explicar que México produce muchos más coches que el Reino Unido, que es un gran exportador de automóviles a todo el mundo y que las plantas de producción han recibido los mejores premios de productividad del mundo».
Salió hace poco un reporte de la OCDE diciendo que los mexicanos trabajan más horas que en muchos países. En México, la cobertura de prensa fue negativa, en cambio, en EUA y Europa fue que los mexicanos son muy trabajadores. Esta idea de que tenemos tan mala imagen es auto-creada. El mexicano tiene fama de ser muy trabajador; si le preguntas a cualquier multinacional con operaciones en México, te hablará bien de los trabajadores y ejecutivos mexicanos.
El libro afirma que hasta hoy se conjuntan las condiciones necesarias para consolidar una clase media en el país.  ¿Quiere decir que es ahora o nunca?
Sí, de alguna manera sí. Para desarrollarnos, tenemos una ventana de oportunidad de veinte a treinta años, si la dejamos pasar nos vamos a quedar subdesarrollados.
¿Cuál es el papel de los empresarios? ¿Qué hacer para fomentar y fortalecer el crecimiento de la clase media?
Verlos como una oportunidad de negocio y premiar la excelencia, sobre todo en la educación.
¿Cómo?
A través de los exámenes nacionales, hay que identificar a los mejores alumnos e impulsarlos para que lleguen tan lejos como puedan; que se vayan a Harvard becados por el sector privado, no por el gobierno.  Redacción
Luis de la Calle:
Licenciado en Economía (ITAM) y maestro y doctor en Economía (Universidad de Virginia, EUA). Director general y socio fundador de la firma de consultoría De la Calle, Madrazo, Mancera, SC (CMM).
Fue subsecretario de Negociaciones Comerciales Internacionales en la Secretaría de Economía de México y Ministro para Asuntos Comerciales de la Embajada de México en Washington, DC. Trabajó en el Banco Mundial como economista de país para las repúblicas Checa y Eslovaca y para Polonia y el antiguo Zaire.
Cuenta con amplia experiencia docente y es autor de numerosos artículos sobre economía.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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