Harold Bloom
Páginas de espuma. México, 2013
879 pp
Crítico por antonomasia, el imparable Bloom ya había fijado los cimientos de la literatura occidental (1994) y, en su momento, determinado las lecturas para niños extremadamente inteligentes (2001). Ahora, de su monumental Bloom’s Literary Criticism, se edita en castellano el volumen dedicado a la novela.
El recorrido arranca con Cervantes, zanjado por la impronta anglosajona de Bloom y, por supuesto, hay ausencias. Él mismo aclara la exclusión de Melville, Proust y Joyce, a quienes dedica otros volúmenes en su obra. A pesar de ello, este trazado sobre el vastísimo tramado novelístico es casi perfecto.
¿Algún reclamo al bardólatra? Sí; la ausencia de Rulfo y Carpentier y la inclusión de Saramago y García Márquez; porque, como él mismo apunta en El canon occidental, «la literatura no es sólo lenguaje; es también voluntad de figuración, el objetivo de la metáfora que Nietzsche una vez definió como el deseo de ser diferente, el deseo de estar en otra parte».
Total, que en un universo plagado de popstars ocasionales, se agradece que alguien haga las de Ariadna y nos tienda un hilo para salir bien librados de un laberinto que, cada vez más, parece un popular mercado.