Michael Dobbs
Traducción: Patricia AntónAlba
Barcelona, 2014
447 págs.
La verdad es un castillo de naipes
Dobbs trabajó como jefe de Gabinete para Margaret Thatcher, dejó la política enfadado y en 1989 escribió este bestseller, que pronto se convertiría en una serie famosa de la BBC. El año pasado Netflix se encargó de la adaptación norteamericana para la televisión, con idénticos nombre y éxito. El actor Kevin Spacey da vida al protagonista. Dobbs ha retocado ahora el libro original, sin variar un ápice la maldad básica de cada página.
El libro es un despiadado retrato de la clase política contado por un conocedor de primera mano. Francis Urquhart es el whip (responsable de disciplina de voto) del partido en el gobierno, quien maneja entre bastidores los hilos del grupo parlamentario y sabe todo de todo el mundo. Roger O’Neill dirige una agencia de publicidad al servicio del partido y Mattie Storin es una joven y ambiciosa comentarista política del Chronicle.
El mundo que gira en torno a Westminster y Downing Street es una jungla cínica y cruel donde nada se da gratis y ninguna ofensa es olvidada. La oposición no es el principal enemigo que hay que vigilar. Todo vale para conseguir los propios propósitos y el poder merece cualquier precio. La mentira y la traición están a la orden del día. Cualquier vicio o exceso es permitido mientras no se conozcan, y siempre saldrán a la luz si conviene al más decidido. El equilibrio del conjunto es en verdad el de un castillo de naipes.
Barajar, Cortar y Repartir son las tres partes de esta crónica de apenas cinco meses donde se describe minuciosamente la caza y captura del primer ministro del momento. Cada capítulo se encabeza de un pensamiento de Urquhart que deja en pañales a Maquiavelo o a Mazarino, con frases del tipo: «Cualquier grado de crueldad resulta imperdonable. Por eso no tiene ningún sentido ser cruel a medias». Éste es el tono moral de una novela, eso sí, absorbente y bien escrita, poblada de personajes con tanto talento como falta de escrúpulos. Gente lista que todo lo que dice tiene al menos dos o tres intenciones, que entiende enseguida qué está pasando y sabe reaccionar.
Javier Cercas Rueda