«Esta industria no está por desaparecer; solo se volverá más de nicho. También se abren las puertas en el mundo de la impresión de empaques».
Jesús Cabo considera que los libros impresos no están por morir y asegura que, aunque disfruta de la lectura en medios electrónicos, el papel siempre tendrá un encanto especial. Estudió Ingeniería en Sistemas, pero desde hace 20 años trabaja en SPI, empresa especializada en impresión y artes gráficas, de la cual es director general. En este tiempo ha ocupado cargos relevantes como director de Operaciones, director de Gestión Técnica y director general adjunto. En entrevista con istmo, Jesús brindó su perspectiva acerca del mundo impreso versus el avance de la tecnología.
Con el panorama que posees como director general de una imprenta, ¿consideras que la industria de las artes gráficas está por desaparecer?
Si bien los lectores digitales han tenido un boom, los libros no han dejado de imprimirse. Por ello la industria no se ha visto tan afectada en estos términos, pero sí en temas de impresión de revistas. Las nuevas generaciones prefieren la inmediatez, esto ha orillado a la industria editorial y de artes gráficas a una reconfiguración.
Al bajar los volúmenes, ha habido imprentas con capacidad ociosa o que se han visto obligadas a cerrar. Los que nos quedamos en la industria estamos trabajando en temas de productividad, eficiencia, reducción de mermas y desperdicios, etcétera, porque al final lo que buscan nuestros clientes es conservar un precio parecido, aunque sus volúmenes de impresión bajen. Lo hicimos bien y nos mantuvimos en el mercado con buena presencia.
En mi experiencia se está dando una especialización en las publicaciones y se vuelven más especializadas. Por otro lado, también percibo una posible integración de las nuevas tecnologías con los materiales impresos. Por ejemplo, en la imprenta hicimos un libro que habla sobre las 100 canciones más importantes en la historia de la música en México. En cada melodía hay una fotografía con un código Spotify y un QR. Si lo escaneas y eres suscriptor de Spotify, se abre y reproduce la canción. Si no eres suscriptor, con el código QR la abre en YouTube. De ese modo permites una interacción entre una tecnología tradicional, como la imprenta, con una tecnología muy nueva como estos códigos, realidad aumentada, etcétera.
También percibo una impresión muy personalizada. Llegará un punto –aún no es costeable– en que con la tecnología de impresión digital puedas elegir tus propios contenidos. Que puedas decirle al editor qué temas quieres y que te configuren una revista personalizada que te llegue a tu casa con los contenidos elegidos. Eso ayudaría también al editor a configurar el set de anuncios que te enviará. Si ya sabe por ejemplo que te interesan los relojes, o los whiskys, te enviará anuncios relacionados. Así es como lo veo. No creo que la industria de las artes gráficas vaya a desaparecer; sí se volverá más de nicho en cuanto a revistas y publicaciones periódicas, pero existe un campo muy amplio al que los editores pueden voltear, como el tema del empaque. Ahora mismo hay todo un tema con las bolsas de plástico. ¿Cuál sería el paso lógico para sustituirlas? Bolsas de papel. Es algo que pasa por una imprenta.
¿Cuáles son los mitos y realidades en cuanto a la tala de árboles? ¿Existe una cultura de reciclaje?
Es un tema que se puso de moda recientemente y sí hay un mito importante alrededor de él. ¿Qué pasa con el papel reciclado y con la tala de árboles? Primero, para producir papel reciclado necesitas tomar papel usado, sacarle la tinta, generar pulpa y volver a producirlo.
El proceso de limpiar el papel y quitarle la tinta requiere de agua y solventes, por lo que al final del día terminas contaminando. Aunque sí evitas que se talen árboles. Sin embargo, para hacer papel se utilizan árboles de bosques sustentables que están diseñados para este propósito y se reforestan constantemente. De hecho, el Consejo de Administración Forestal (FSC por sus siglas en inglés) brinda una certificación que avala que la cadena de suministro del papel es sustentable desde el árbol hasta que se entrega al cliente. De esta manera no eres poco ambientalista por imprimir un libro, pues el árbol que se convirtió en papel se volverá a sembrar una y otra vez. No existe una tala indiscriminada y esto lo avala la FSC. Nosotros estamos certificados con ellos.
Se puede decir entonces que es más un mito que una realidad. No se terminarán los bosques porque sigamos imprimiendo. Creo que es un tema más económico. Siempre será más barato leer un correo electrónico o leer una revista en un PDF, que imprimirlos. El papel reciclado nunca será mejor que el que se produce con pulpa virgen. El papel reciclado, por lo que se ha explicado, es de menor calidad y si tienes uno de buena calidad, no querrás uno que tenga un componente reciclado porque no será tan blanco, ni tan brillante. Tendrá una serie de déficits a diferencia del papel de pulpa virgen.
¿Su competencia es el resto de las imprentas o el mundo digital?
Considero que nuestra competencia son otras imprentas. Todavía hay muchos jugadores en el mercado. En cuanto al mundo digital creo que la competencia está en dos variantes: 1) la lectura en dispositivos electrónicos y 2) la impresión digital. En ésta se combina un impreso tradicional con un dato variable. Por ejemplo, si quieres enviar una postal personalizada y que cada cliente tenga una oferta diferente, lo puedes hacer, se usa mucho en la publicidad del banco. Hay imprentas que han tendido hacia este sector, otras se fueron por el camino de imprimir empaques de muy buena calidad.
Nosotros apostamos por lo que siempre hemos hecho, pero con mejores costos y mejor productividad. Creemos que aún hay mercado y tiempo suficiente para dedicarse a ello, siempre y cuando ofrezcamos al cliente un producto de calidad, a un precio competitivo y con algunos valores agregados.
Hay poblaciones remotas con tiendas de auto servicio o de conveniencia, donde quizá no hay internet, ni teléfono o televisión, pero sí puede llegar un folleto. Todavía hay mucho campo para las artes gráficas.
¿Qué papel han desarrollado la automatización y las máquinas en los procesos productivos de una imprenta?
El proceso de impresión offset, el más universal, es el mismo desde Gutenberg hasta la fecha, se basa en una premisa química: el rechazo del agua y el aceite. Aunque claro, la tecnología ha avanzado, hoy las máquinas son más veloces, imprimen con más calidad, y sobre todo han evolucionado ayudando al operador a hacer más fácil su trabajo.
En cuanto al aspecto humano, llega un punto en el que no puedes o no te conviene quitar más gente. Por ejemplo, hay plantas en Europa que tienen muchos niveles de automatización. Pero al operador de la máquina: el que alimenta las bobinas de papel, el que revisa los impresos; no lo puedes quitar. La tecnología no ha evolucionado en el sentido de disminuir la plantilla que se requiere para operar una máquina. Donde la tecnología sí ha remplazado un poco la mano de obra es en pre-prensa, que alude a todo aquello que sucede antes de llegar a la máquina de impresión.
Tienes veinte años en la empresa, ¿cuál es la riqueza de un director general que ha estado en todas las áreas, a diferencia de un director externo?
Muchas veces el que viene de fuera no conoce los problemas que tienen las áreas de la compañía. La ventaja que tengo al asumir la Dirección General es que conozco perfectamente las fricciones que existen entre ventas y producción, que son típicas, por ejemplo.
El último año que estuve en la Dirección General Adjunta, logramos cambiar muchos indicadores. Recuerdo que teníamos un promedio de 5 o 6% de merma. Al imprimir una orden de producción, tienes un desperdicio asignado, cuando lo excedes se considera merma. Ese 5 o 6% representaba cerca de 10 o 12 millones de pesos al año. Había que reducirlo. El estándar en Europa es de 1%. Nos pusimos a trabajar con el equipo de Producción y cerramos el año con un ahorro. No solo no hubo merma sino pudimos ahorrar más o menos un millón de pesos.
Para conseguir esta meta hicimos algo interesante. En lugar de ponernos objetivos a varios meses, decidimos que fueran de doce semanas, no de doce meses. Pensamos que nos reuniríamos cada semana como si fuera cada mes, y tomaríamos acciones concretas. Con este paso tan sencillo hicimos un cambio sustancial. En las primeras dos semanas evidentemente no logramos todos los indicadores, pero nos restaban todavía tres periodos de doce semanas. Cerramos el año con todos los indicadores en verde. Ni uno solo nos quedó pendiente. Este año, vamos de nuevo con todos en verde.
Este problema fue coincidente con temas de mercado, en donde había competidores que estaban dando los precios extraordinariamente bajos. Una imprenta muy grande que cerró este año, el año pasado estuvo regalando el trabajo a más no poder. ¿Cómo compites contra eso?
El proceso que instauramos en el área de Producción, ahora lo llevamos a toda la empresa. Nos pusimos una serie de objetivos y nos enfocamos en una sola cosa: mantener nuestro nivel de rentabilidad y utilidades; vendamos o no.
Cuando traes un director de fuera, las cosas suceden por decreto. En nuestro caso suceden por consenso. Probamos cosas distintas cada semana para alcanzar nuestra meta, creamos hábitos y hacemos disciplina para crear una cadencia y obtener resultados. Alguien de fuera, probablemente habría llegado a «cortar cabezas».
¿Cómo definirías tu estilo de liderazgo?
Participativo. Me gusta que las decisiones se tomen en conjunto. Me reúno con los directores todos los lunes a las 11:00 am. Los temas de cada área se dialogan en ese foro para que todos demos un punto de vista, de tal suerte que podamos enriquecerlo. A veces es nada más para escuchar un tema, tomaremos o no en cuenta las opiniones, pero en ocasiones es para que, entre todos, tomemos mejores decisiones. También he implementado un club de lectura entre el equipo directivo, y nos ha funcionado bastante bien, nos ha servido para integrarnos y tener más cultura.
Líderes para trascender
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