Tras la cara del relativista se esconde "con sus raíces y frutos" un dogmático que afirma que toda la verdad es relativa

Sólo bastan un casco, guantes y cables para sentir la brisa acapulqueña en un laboratorio citadino; perseguir un virus dentro de la computadora o pasearse por una casa aún no construida; ejemplos de una tecnología que cambiará espacios y tiempos mentales.

La mirada de este sueco conoce -y padece- los problemas que nacen desde el primer respiro. Su pluma y cámara registran el más breve gesto del rostro, las arrugas, los sueños y las lágrimas. En su último libro Las mejores intenciones (1), bosqueja un retrato de sus padres que oscila entre una imperturbable fantasía y una realidad sin concesiones.

La música nace y se percibe con el corazón; por eso los mexicanos tenemos que «afinarlo» para descubrir la riqueza de nuestra música de concierto.

Independientemente de estar o no de acuerdo con sus tesis, Mattelart es considerado como clásico dentro del estudio de la comunicación en nuestro continente. Traza -en esta entrevista que concedió a istmo- un esbozo crítico de los nuevos tiempos.

Desde los 60, ha sido recomendado por los psicoterapeutas como panacea para matrimonios mal avenidos. Treinta años después, numerosas investigaciones ponen de manifiesto que el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Las sombras largas y profundas del pasado, presente y futuro se proyectan -unas sobre otras- formando un abanico en el tiempo y el espacio que dibuja, con trazo eterno, infinitas posibilidades.

De saberlo, Napoleón hubiera mandado llamar, a sus consejos de guerra, a un biólogo. Los avances de la biología molecular

A primera vista, dos conceptos contrarios que no podrían coexistir. Sin embargo, no sólo no se contraponen, sino que el primero es guía y marco del segundo.

El catecismo consiguió enseguida el número uno en la lista de libros más vendidos en Francia, el primer país en que apareció. Tal vez por la nostalgia de trascendencia que se respira en el ambiente, reflejo también de aquel anhelo esperanzado de Malraux: el siglo XXI será metafísico… o no será.