La India moderna exhibe un panorama sin paralelo de unidad en la diversidad. El país entero proclama su ancestral riqueza cultural con un abanico embriagante de olores, colores y sabores. Detrás del bullicio constante y los tonos deslumbrantes, la vitalidad humana va más allá del simple folklore, pregona una identidad.

Sorprende por sus contrastes y pujanza. Poderosas empresas de tecnología de la información, fármacos, autopartes, armas y satélites se abren paso entre muchos millones de pobres. El mundo apuesta por el subcontinente asiático cuyo reto es convertirse en pocos años en potencia.