¿Traicionar al consumidor y a mí mismo?
Hace seis meses entré a una fábrica como gerente del área de empaque. Al estudiar los procesos de análisis que se hacen al producto antes de empacarlo, noté que la empresa no es del todo honesta con las fechas de caducidad. En ocasiones se recorre la fecha de expiración hasta 45 días. El «plazo extra» no es muy significativo; además cuentan con que el producto se venderá y consumirá antes.