Universidad, lenguaje contradictorio
El ajetreo vital de París, Cambridge o Salamanca inició en el siglo XIII al amparo de la universidad. Ávidos jóvenes llegaban ahí "sólo con su apetito de conocimiento" para ponerse al amparo de profesores no menos hambrientos de enseñar. Tristemente hoy, el lenguaje usado en muchas universidades refleja otros intereses, que las convierten en centros para la simple transacción comercial y el adiestramiento.