El mexicano no sabe reclamar, despotricamos sin orden ni método, tal vez porque en nuestra (in)cultura la queja propositiva y prudente no tiene cabida, o porque no somos lo suficientemente responsables para traducirla en mejoras en el servicio y en la sociedad misma.
José Antonio Aguilar
Ensayo
FCE. México, 2005.
334 págs.
La indignación comienza con el enojo y, con frecuencia, acaba en la ira contra algo o alguien y sin el reclamo se queda en eso. Reclamar es apoyarse en la indignación ?de cuya energía tanto se precisa? para conducirla hacia donde es debido.
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