Una nueva moda de "budomanía" parece desplegarse con gran fuerza. De la curiosidad a la creencia, el camino no es largo.

No se trata de pertenecer a una fe determinada ni adoptar un código que rija la conducta, sino que cada quien vaya haciendo una religión a su medida.

La experiencia religiosa auténtica constituye un proyecto unificador e integrador. Pero la religiosidad "tapa huecos" no pasa de ser una mera expresión consumista.

Sonreír con actos es el equilibrio de la convivencia. Es llevar el Sol a la luna.

Vuelven a estar de moda la urbanidad y la cortesía. Viejos manuales se desempolvan y el ignorar la etiqueta puede costar más de una ascensión laboral y algún contrato jugoso. Es un buen momento para no quedarse en la superficie y enraizar las relaciones sociales en un profundo respeto a la dignidad del hombre.

Para deshojar los pliegues del vivir y convenir, nada como la voz de un prestigioso filósofo francés. Nicolás Grimaldi afirma que la plenitud humana construye -todos los días- con gestos de sentido que expresan la secreta comunión de todos los hombres.

El que las mujeres son una fuerza de trabajo empresarial cada vez mayor, nadie lo pone en duda. Pero la duda sí asalta, para ellos y ellas, cuando se trata de la menera más agradable y "productiva" de comportarse en la oficina.

Tal vez, el remedio al fanatismo tenga mucho de cualidad de gourmet: paladear la vida en lugar de morderla.

No importa al fanático ni su patria ni su gente, sólo la verdad que ha visto; por eso ignora la misericordia.

El lenguaje de la publicidad arropa cada pliegue de piel de la necesidad o de la moda. Espejo y termómetro de nuestra sociedad.