De lencería y ropa fina
Todos exigimos respeto y nadie aceptaría que le llamaran «animal» o «cosa», pero resulta un esfuerzo inútil si, a la vez, aplaudimos esos comerciales «creativos» que venden personas-objeto para consumirlas al gusto, y la mercadotecnia continúa exaltando la idea de consumo como fuente de felicidad.