La música de las esferas
A fuerza de convivir a diario con el entorno dejamos de admirarlo. Es la sobada «pérdida de la capacidad de asombro». Para recuperarla no basta detenerse en lo ordinario. Hay que intentar algún método. El que aquí proponemos es igualmente cotidiano, sí, pero festivo y eficaz, es el de la poesía.