Una mirada al legado de Simone de Beauvoir
Hace apenas unas décadas, Simone de Beauvoir se atrevió a levantar la mirada y superar la angostura de tantos clichés
Hace apenas unas décadas, Simone de Beauvoir se atrevió a levantar la mirada y superar la angostura de tantos clichés
Al entrar a nuestro país, deberíamos entregarles un protocolo de seguridad cultural a los
Julia Navarro Plaza Janes. México, 2014 905 págs. La televisión nos bombardea con noticias de atentados, guerra y muerte
La identidad de cada empresa está atada a la identidad personal de sus directivos y empleados sometidos a la presión de la racionalidad económica: nada vale por sí mismo sino por su utilidad. Cuántas empresas son cuerpos con cabeza pero sin corazón. En sus escritos, Albert Einstein confirma que el humano repite errores, quizá valga la pena detenerse a reflexionar de vez en vez sobre lo que de verdad es importante.
Los valores que integran e identifican a una nación son parte de un proceso continuo de cambio. De la apertura de cada país ante fenómenos como la migración, dependerá si se replantean o radicalizan sus posturas económicas, políticas y sociales.
A pesar de la crisis, más inducida que real, la identidad mexicana es vigorosa y reconocida en el mundo. Hunde sus orígenes en raíces culturales provenientes del Viejo y el Nuevo Mundo, fusionados en un exitoso proceso de inculturación. Dio lugar a una nueva cultura diversa, mestiza y universal, cuyo profundo humanismo y religiosidad, aporta elementos clave para conformar la humanidad del siglo XXI.
El surgimiento de una nación es un proceso largo y escabroso y México no fue la excepción. En su afán por imponer su visión del mundo y la política, las facciones desataron guerras civiles, agravadas por invasiones extranjeras. México, como un botín apetitoso para propios y extraños, vivió en un vaivén ideológico en el que no lograba imponerse el deseo del bien común.
Los hombres ya no saben cómo ser hombres, el feminismo radical los tiene aturdidos, viviendo en parajes confusos, irreconocibles. El
No es fácil afirmar «soy feliz», porque siempre aspiramos a más. Más amor, mejor trabajo, más ingresos, amigos verdaderos… Una vida en equilibro aprende a evitar el binomio posesión-felicidad y a centrarse más en las metas, pero, la felicidad no es una meta, sino un trayecto que llenamos dando amor.
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