¿Es deseable un Estado laico en un pueblo religioso?
La aparente contradicción de que un Estado laico permita o apoye la actividad religiosa de los ciudadanos desaparece cuando se liman las fronteras entre el poder de la Iglesia y el del Estado. Este no puede ignorar o negar las necesidades, usos y costumbres que se desprenden de las prácticas religiosas de la sociedad; al contrario, su fin es servirla y, por eso, atender sus necesidades.