Raúl Espinoza Aguilera
enero 12, 2015
Se acabó el tiempo en que la empresa sólo ofrecía desarrollo profesional a sus integrantes. La época actual exige convertirla en el instrumento ideal para que socios, directivos, empleados, clientes, proveedores y acreedores, avancen hacia sus propios objetivos. Sólo así se fomentará el compromiso con la empresa y el interés individual por cuidarla, alcanzando el bien común.
Vivimos una época de cambios constantes. Los nativos digitales se integran en el mundo laboral y actúan en la empresa conforme a lo aprendido en internet: se mueven libremente, atraídos por las mejores ideas y no dan valor a las jerarquías. Ante este panorama, los profesionales de RH están obligados a adecuar la organización, modernizar sus estructuras y prepararla para un entorno 100% cambiante. ¡Renovarse o morir!
La innovación es cada vez menos un problema técnico y de procesos y más un reto de dirección de personas y conformación de estructuras de dirección. Las personas y el ambiente corporativo son los grandes protagonistas de la innovación empresarial pero se impone un cambio de pensamiento en la forma de gobernar.
Un líder capaz de impulsar obras que ayudaron a cientos de personas despertará admiración entre sus conocidos y curiosidad entre quienes escuchan de él por vez primera, pues para dirigir una empresa espiritual se requiere de ciertas virtudes que inspiren a los demás. En la sección «Miscelánea» exploramos tres facetas de Álvaro del Portillo, beatificado el 27 de septiembre de 2014.
En principio la logística transporta bienes y servicios del productor al consumidor incluyendo la organización de la producción, pero hoy sus aplicaciones se extienden hacia incontables áreas y buscan simplificar todo. Los autores presentan las principales tendencias de su desarrollo y también las que llama anti-tendencias.
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