De libros y emociones
Ahora, las grandes librerías tienen muchos empleados, se acerca uno y te pregunta qué buscas. Se dirige a una computadora, registra nombre de autor y título y te muestra la pantalla. Si le preguntas si ya leyó el libro, te ve con cara de what y te dice que no, pero que se han vendido siete volúmenes, que vale tanto, y que de ese autor les queda otro título. No hay plática ni comentarios.
