A propósito de un mensaje y un pastor
Con su inacabable capacidad de sorprender, el torbellino Juan Pablo II arrasó la Ciudad de México y logró algo diferente a los viajes anteriores: que los medios de comunicación trabajaran con inusitada seriedad, profesionalismo, casi con devoción, para difundir, no sólo su imagen, sino su doctrina, y que el público reaccionara en forma más madura.