México descafeinado
Usted tal vez no coincida conmigo; pero, en México, detestamos el café. Mire este ejemplo: incapaces de entender por qué alguien podría querer ingerir una bebida negra, amarga, ácida y caliente, celebramos con cuetes y matracas la llegada al país del «mocacaramelmaquiato, venti».